La pesca industrial desmesurada está llevando a todos los océanos del mundo a un colapso general. En sólo cincuenta años ha acabado con el 90% de los grandes peces, sólo queda en los océanos terrestres el 10% de los atunes, tiburones, bacalaos, fletanes, meros y peces espada. Su reducción no sólo amenaza su futuro como especies y el de los pescadores que dependen de ellas, sino que también puede desembocar en una completa reorganización de los ecosistemas oceánicos de consecuencias globales desconocidas.
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